Cuando pensamos en la muerte siempre la relacionamos con dolor, sufrimiento y abandono, jamás pasa por nuestra mente que pueda significar libertad, victoria. Pues hoy quiero que profundices en la muerte que aconteció hace más de 2,000 años y es aquella que te sanó, te liberó y aún más es la que te entrega las victorias presentes y las futuras. La tumba vacía es el sello de nuestra eternidad. Si Cristo no hubiera resucitado nuestra fe no tuviera fundamento. Cristo es el camino a la vida y la tumba que esta vacía proclama su extraordinaria obra redentora.
Nosotros, que ponemos nuestra confianza en Él, debemos caminar confiados en que nada nos hará daño. Recordar cada día su amor inmenso “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, más tenga vida eterna» (Juan 3:16)